Ay Polo, solo nombrarte hace que relampaguean los ojos de los mambises dormidos bajo la yerba. Eres de palmas reales, arboleda y fruta fresca. Canto sobre la sierra, armonías hecha música de guitarra que salen de manos de artista.
Juglar que naciste un cinco de junio de las entrañas de la naturaleza, entre lomas de tierra y al mezclarte con nuestra historia apareció tu vocación de poeta. Pinareño por naturaleza. Nada podrá alejarte nunca de los hijos de esta tierra que, a años ya de tu partida aquel 26 de noviembre de forma tan tormentosa, nos negamos a pensar que te has ido; como dijera en su canción Luis Hidalgo Ramos, “No es cierto que nos dejas, debes estar con tu montón de estrella creando mil melodías nuevas”.
Polo se ha convertido en una leyenda. Algo místico lo envuelve. Pero, lo que sí es muy real es que ha sido y es, fuente de inspiración para poetas, pintores y todos los que mediante alguna manifestación del arte, se han inspirado en este GUAJIRO NATURAL. Auténtica expresión que, de forma tan legítima alcanzó la fama y para probarnos que nada es para siempre, se marchó a la eternidad sin pedir permiso, dejando hondo dolor y tristeza infinita entre su público que sigue aplaudiendo sus canciones y jamás lo olvida.