Por el MsC. Heriberto Acanda Ramos.
La artista de la plástica pinareña Tamara Campo, a través de su polisémica obra, se ha mantenido de manera dinámica y coherente con la realidad social que hoy vive y protagoniza nuestro pueblo, sus producciones plásticas se multiplican y aparece en diferentes espacios expositivos.
Su pensamiento creativo, le ha permitido realizar interesantes y reflexivas
Por el MsC. Heriberto Acanda Ramos.
La artista de la plástica pinareña Tamara Campo, a través de su polisémica obra, se ha mantenido de manera dinámica y coherente con la realidad social que hoy vive y protagoniza nuestro pueblo, sus producciones plásticas se multiplican y aparece en diferentes espacios expositivos.
Su pensamiento creativo, le ha permitido realizar interesantes y reflexivas propuestas que van más allá de la complacencia visual que ofrece las combinaciones formales del arte académico, vació y oficioso, que es solo funcional desde la ilusión decorativa con intenciones enajenantes.
Para polemizar desde un discurso bien contemporáneo, se presenta la exposición personal “El bosque”, proponiendo intercambiar mediante el diálogo que se logra al apreciar su obra, a partir de posiciones activas de los espectadores entrenados para descifrar el lenguaje de las imágenes, los símbolos y las formas.
La noche es vulnerable a los azahares, encrucijadas de la vida o de la libertad que muchos no percibimos o disfrutamos. El bosque puede ser recorrido y compartido, el público interactúa con las formas, como elemento acompañante del pensamiento y las problemáticas sociales nacional o universales.
La técnica instalativa, hace que sus piezas, transiten desde la frescura de la imagen hasta las difíciles soluciones cromáticas del pigmento sobre el desafiante espacio galerístico, sus propuestas exigen destreza y maestría técnica.
Una obra gigante, conforma esta exposición que con intenciones expresionista, es sólo una provocación a la reflexionar sobre nuestras costumbre, y a entender nuestra realidad sin matices políticos, pero con la intención de trabajar desde las posibilidades que nos ofrece el arte, en la perfección de esta nueva sociedad que construimos.
La temática abordada por Tamara, se encamina hacia una reflexión que es afín al carácter renovador del Nuevo Arte Cubano. Su expresividad logra encontrar una agradable cualidad constructiva a modo de hilo de engarce entre tradición y contemporaneidad, procedimientos que enriquecen los tejidos de las temáticas que conforman la obra.
La sociedad vueltabajera queda representada en la creación de esta joven cronista de símbolos, utopías y sombras. El bosque es su último argumento vivo, sus elementos compositivos, se presentan como textos culturales a través de los cuales la labor documental del arte, de memoria y de reflexión cobra sentido, abriendo las mamparas cerradas a la noche y al silencio.
“El bosque” primera presentación personal de la artista en la galería Arturo Regueiro, es una invitación a que su obra, sea asumida como un pretexto para interactuar con lo cotidiano desde la fantasía coloreada e iluminada por la poesía que sólo puede lograrse mediante las artes visuales.
Toda la instalación está cargada de reflexión social, con un marcado carácter narrativo que nos permite ampliar el diapasón de las variantes compositivas que esta exposición brinda al público.
La atmósfera de silencio, nos acerca a la violencia que genera la impotencia de la soledad, la intimidad que ellas representan se alcanza con esa conjugación plástica de título e imagen.
Campo Hernández en esta muestra, se arriesga sin renunciar a sus sueños de viajar juntos por un mundo sin puertas, donde sin la necesidad de muchos argumentos, encontremos una mañana limpia y un horizonte mejor, de sueños e ilusiones, que nos acerquen a la verdadera belleza y al efímero amor que representa la eterna juventud.