Es el arte la más bella expresión de lo bello. Ella encierra en sí toda la pasión contenida de un ser humano diferente, excepcional y único: el artista.
Es el artista quien, derrama sus trazos sobre un lienzo hasta obtener la figura ideal, quien usa su pluma para, con encendido verbo colocar las palabras precisas, quien logra sacar a su instrumento acordes perfectos conformando mágicas melodías, quien danza sobre la escena con la ligereza de la más admirable mariposa. Todos creando el arte.
El disfrute del arte y su más sutil y encumbrada apreciación se le llama cultura.
No podríamos lograr ser cultos sin una adecuada apreciación del arte. Solo así se es capaz, desde su comprensión, disfrute y agrado, trasformar para bien al ser humano.
El arte está en todo y en todas partes. Es la naturaleza fuente inagotable de belleza artística. Solo corresponde al creador, tomar una parte de la realidad objetiva y transformarla para el beneficio de su utilidad.
No es necesario que el artista se diga, la obra habla por sí. No existe artista sin obra, solo creídos artistas. Detrás de cada obra, además de la sensibilidad, creatividad, inteligencia y apasionamiento de su creador, existen otros anónimos que también en alguna medida hacen arte, aún cuando no reciban aplausos.
Hagamos de nuestra vida arte porque la vida misma lo necesita. Pongamos en cada cosa que hagamos todo el optimismo del artista en su más endiosada obra. Derrochemos amor a manos llenas y la vida estará llena de arte.