Como una interesante muestra de carácter interactivo figura la expo personal Inquietudes de un voyeur del diseñador y artista de la plástica Enrique Rosell Morales, que desde hace un mes y por otro más ocupa la sala principal del Museo de Arte Pinar del Río (MAPRI).
Colapsable y La amante de Wollensak, ambos objetos estructurados y varias instalaciones concebidas para el intercambio con el público como el prototipo Guillotina, Mundos paralelos y Voyeur, conforman la propuesta.
Bajo la curaduría de Cassiel Martínez Rigueiro y Juan Carlos Rodríguez Valdés, la exhibición presenta a la observación como inquietud que persigue al hombre desde los propios anales de su existencia, en su constante necesidad de representar e imitar al entorno.
En este sentido, Rosell Morales, proveniente del ambiente del diseño, concibe estas piezas con cualidad de prototipos y otras como mecanismos que el espectador puede accionar a voluntad propia. Con tales posibilidades la propuesta “convierte al público en voyeur consciente y actuante que en algunas ocasiones es víctima de su propia observación como en la pieza Guillotina”, señala Martínez Rigueiro.
“Las recurrentes formas circulares, huecas o rojas, aparentes lentes que funcionan como umbral hacia otra realidad, caracterizan toda la muestra. Lo erótico y lo mecánico se funden para conformar obras que ocultan a la vez que develan, que entretejen figuras amorfas y ambiguas que manipulan la mirada”, continúa la explicación el licenciado en Historia del Arte.
En la exposición más reciente de Rosell, dedicado al instalacionismo en sus últimas etapas creativas, el voyeur observa y es observado, descubre y es descubierto, es protagonista de un espacio donde el absurdo y la lógica son parte de un mismo universo. Son estas las inquietudes de Rosell.