Cada 3 de diciembre se celebra el Día de la Medicina Latinoamericana en honor al nacimiento del destacado médico y científico cubano Carlos Juan Finlay, descubridor del agente trasmisor de la fiebre amarilla.
En tal sentido, es justo el reconocimiento a hombres y mujeres que dedican sus vidas a profesiones relacionadas con el cuidado de los seres humanos.

Se requiere de aptitudes especiales para ser un salubrista, (uso esta palabra porque muchos dicen el día del médico, como si fuera este profesional el único que interviene en el proceso de recuperación de la salud de una persona).
No se trata de una profesión cualquiera. Tampoco, de exhibir un uniforme o una bata blanca como una prenda de moda, me atrevería a decir que la mayoría de ellos ponen siempre el corazón, aún, cuando son seres humanos y sienten y padecen como cualquiera de nosotros.
También, los espera una familia, la cual igualmente se enferma. Tienen crisis existenciales como todos, pero les aseguro, que atienden su problema poniendo a un lado el suyo y de su entrega no cabe dudas.
En tiempos como los que corren, en los que, el temor a un microscópico virus, capaz de provocar la muerte, nos preocupa a todos; estos valientes han puesto el pecho dejando en casa sus hijos pequeños, sus padres y su familia, sin saber si regresarán.

Entonces, – ¿son o no grandes los hombres y mujeres que dedican sus vidas a profesiones relacionadas con la salud? Cuando creas que vas a criticarlos piensa si TÚ estarías como ELLOS, dispuesto para atender a otros sin importar muchas veces si te contagias por tener contacto con sus fluidos como sangre, saliva, orina, etc.
Creo que, no se trata de un día para reconocer u homenajear a esos que siempre ponen el corazón. Considero, se requiere de todos los días para respetarlos, atenderlos y expresarles tú admiración y gratitud. Llegue a todos ellos el cariño, el respeto y el agradecimiento por tan noble labor. FELICIDADES.
