Los artistas no viven ajenos a las incertidumbres acentuadas por los vertiginosos cambios y avatares de los nuevos tiempos. Convencidos de que, “no hay miseria peor que la ausencia de una sonrisa y no hay crisis más grave que la falta de arte y cultura”, el movimiento artístico-cultural de la Isla dedican esfuerzos y ultiman detalles para la celebración de la XIV Bienal de La Habana.
Y no porque asuma en su nombre este evento, es la bienal, solo de La Habana; sino de Cuba entera. Es un espacio donde la cultura y la reflexión se dan la mano con el Futuro y Contemporaneidad. Diálogo cultural, el cual, se interesa en los imaginarios que prefiguren el porvenir desde la experiencia del presente y que examinen los caminos por los cuales hemos arribado a la actualidad.
Pinar del Río y sus creadores, se suman a este jolgorio, apostando, por la posibilidad de que el arte y la ética aúnan sus esfuerzos a la altura de las urgencias que la humanidad demanda. Con una vocación de universalidad, implícita en la riqueza y diversidad de nuestras culturas, herederas de un espíritu descolonizador y resultado de una mezcla extraordinaria.
Vueltabajo, se suma a este espectáculo. Exponen sus artistas lo mejor y más reciente de su creación mediante un hecho estético representante de esa sabiduría ancestral para contribuir a una mejor comprensión de los problemas de la contemporaneidad y a la preservación de la vida en el planeta.
Vayamos por una Bienal diferente, contextualizada, dinámica y reflexiva. Pluralidad de leguajes, discursos estéticos, muestra metafórica de un arte y una cultura por una convivencia de paz y armonía.
Rodríguez Derivet Norma, XIV Bienal de La Habana, Cubadebate, 2021.