La célula más viva de la cultura cubana está allí, en la comunidad. Allí nacen los procesos, allí se conocen las necesidades, allí se sueña en la transformación y el enriquecimiento de cada individuo. Un país y su cultura se ganan o se pierden en la comunidad.
El ir a las comunidades, dedicar el arte y la creación a sus pobladores ha suscitado, desde las instituciones y políticas culturales, la búsqueda de soluciones a problemáticas de todo tipo. La sensibilidad hace que la cultura brote como elixir sanador del proyecto social cubano.
Encontrarse con sus sueños, es la máxima de los artistas y todos los que, con amor y respeto, hacemos posible la cercanía a hombres, mujeres y niños de pueblo; de figuras importantes del arte y la literatura. Todo en función de lograr el mejoramiento humano empleando, adecuadamente, la utilidad de la virtud.
La Casa de Cultura, la Brigada de Instructores de Arte, las bibliotecas públicas, los museos, entre otros; unimos nuestros esfuerzos, creamos espacios para la recreación y el desarrollo cultural, sin perder la formación de valores, agenciada con el rescate de las tradiciones y enalteciendo el movimiento de artistas aficionados y promotores culturales naturales.
“En la union está la fuerza”, y esta, es la muestra de la mayor revolución social lograda en América. Una revolución cultural al servicio de la comunidad.




